Se considera muerte súbita (MS) la que ocurre de manera inesperada dentro de la primera hora desde el inicio de los síntomas o si se produce en ausencia de testigos cuando el fallecido ha sido visto en buenas condiciones menos de 24 h antes de hallarlo muerto.
La incidencia de MS aumenta gradualmente con la edad, pero de manera significativa a partir de los 35-40 años.
En estudios americanos las principales causas de fallecimiento en este grupo de edad son la miocardiopatía hipertrófica y las anomalías congénitas de las arterias coronarias. Sin embargo, las estadísticas del continente europeo ofrecen resultados sensiblemente diferentes, siendo la miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho y las miocarditis las patologías más frecuentes.
La MS es el estadio final de una cadena de eventos que conducen a parada cardiaca, en general por fibrilación ventricular (FV), o menos a menudo por una bradiarritmia extrema. En todos los casos, hay una serie de factores moduladores y/o desencadenantes que, actuando sobre el miocardio vulnerable, precipitan la MS.
Las personas que practican actividad deportiva intensa presentan una incidencia mayor de muerte súbita que las no deportistas, 1,6 muertes por 100.000 frente a 0,75 por 100.000. En EEUU, un estudio en el que se practicó autopsia a 126 militares tras sufrir muerte súbita, no traumática, reveló que la mitad presentaban anomalías cardíacas identificables y en el 86% existía una relación temporal con la práctica de actividad física.
La patología cardiovascular, al igual que en la población que no practica deporte, es la causa más frecuente de muerte súbita. Entre el 74 y el 94% de las muertes no traumáticas ocurridas durante la práctica deportiva se deben a causas cardiovasculares.
¿Cómo prevenir la Muerte Súbita?
La mejor forma de prevenir la MS es identificando a los candidatos. No obstante, conocer quiénes son los candidatos que no han tenido síntomas previamente ni tienen factores de riesgo graves que van a sufrir una MS es muy difícil, ya que no es posible hacer un cribado exhaustivo de toda la población.
En primer lugar se requiere de un estudio minucioso de la historia personal y familiar, buscando antecedentes de cardiopatías, y una exploración física diseñada para identificar las lesiones cardiovasculares que pueden provocar muerte súbita o progresión de la enfermedad.
La inclusión del Electrocardiograma de reposo aumenta la probabilidad de identificar a aquellos sujetos de riesgo, pero tiene limitaciones para la identificación de numerosos procesos, como anomalías coronarias; En cuyos casos es de especial relevancia la realización de un Ecocardiograma, por ser una prueba no invasiva y que aporta gran cantidad de información sobre la dinámica cardíaca.
Además de estas pruebas complementarias, una Ergometría o Prueba de esfuerzo, sirve para identificar patologías cardíacas que no se ponen de manifiesto en reposo pero que se muestran con la realización de esfuerzo físico. En esta prueba, a través de unos electrodos colocados en el tórax, se monitoriza la actividad eléctrica cardíaca mientras el paciente realiza actividad física en un tapiz rodande o bicicleta estática.
En cualquiera de los casos, además de una correcta identificación de los pacientes de riesgo, lo principal es eliminar todo el conjunto de factores de riesgo evitables como los ejercicios de alta intensidad, tabaquismo, hipercolesterolemia...
Riesgo de Muerte Súbita identificado, ¿Qué hacer?
El tratamiento médico con Beta-bloqueantes es importante en el control de síntomas en condiciones tales como la Miocardiopatía Hipertrófica, el retraso en la dilatación de la raíz aórtica en el síndrome de Marfan y la prevención de síncope y Muerte Súbita Cardíaca en el Síndrome QT largo congénito.
El uso profiláctico de desfibrilador implantado intracardíaco se recomienda en algunos pacientes con Miocardiopatía Hipertrófica, Miocardiopatía Arritmogénica de ventrículo derecho y síndrome de Brugada que son considerados como de alto riesgo de taquiarritmias ventriculares potencialmente mortales.
Los síndromes de preexcitación se manejan mejor con ablación por radiofrecuencia de las vías de conducción eléctrica culpables.
Se aconseja a los atletas con el diagnóstico de miocarditis de abstenerse temporalmente de los deportes de competición hasta que su función cardíaca esté totalmente recuperada.