miércoles, 24 de agosto de 2016

INFECCIONES URINARIAS: ¿CÓMO PREVENIRLAS?¿HIGIENE ESCASA O EXCESIVA?


SÍNTOMAS DE INFECCIÓN URINARIA


Todas las infecciones del aparato genital femenino se muestran con una sintomatología muy similar: DISURIA (dolor en la evacuación de la orina), POLAQUIURIA (necesidad de orinar con demasiada frecuencia y de poco volumen, con la impresión de que la vejiga está llena de nuevo), PRURITO VULVAR, DISPAREUNIA (dolor genital que se produce en relación con el coito) y LEUCORREA (secreción genital blanquecina relacionada con un proceso inflamatorio).

MEDIDAS PARA PREVENIR INFECCIONES URINARIAS

Existen una serie de medidas que se han considerado tradicionalmente como preventivas de infecciones urinarias en aquellas personas que suelen padecerlas de una manera frecuente. Entre ellas encontramos:
1. Beber abundantes líquidos, especialmente agua: El arrastre que provoca una emisión frecuente y cuantiosa de orina por la uretra evita el ascenso de bacterias a través de ésta, de manera que la mayoría de ellas no pueden alcanzar y colonizar estructuras superiores. Por este motivo algunos autores consideran la ingesta abundante de agua como el mejor antibiótico en la prevención de infecciones urinarias.
2. Limpiarse de adelante hacia atrás: Tras la evacuación urinaria o intestinal se recomienda limpiarse de adelante hacia atrás para evitar que las bacterias se propaguen del ano o la vagina a la uretra, dado que dichas bacterias son las causantes de la mayoría de infecciones urinarias.
3. Vaciar la vejiga poco después de mantener relaciones sexuales: Las mujeres sexualmente activas tienen mayor riesgo de sufrir infecciones urinarias por desplazamiento de bacterias al área de la uretra. Por ello, y como medida preventiva, se recomienda vaciar la vejiga tras el coito con la finalidad de evitar el ascenso de bacterias por la uretra.
4. Evitar productos femeninos potencialmente irritables (desodorantes, duchas vaginales,...).
5. Cambiar de método anticonceptivo: diafragmas, preservativos no lubrificados o tratados con espermicidas, pueden contribuir al crecimiento bacteriano.

No obstante, algunas medidas no han demostrado eficacia en los estudios científicos como es el caso de:
1. Beber zumo de arándanos: Se considera que la ingesta de zumos con pH ácido contribuyen a acidificar la orina y favorecen la eliminación bacteriana, pero esta medida sólo tiene una justificación teórica porque en la práctica clínica esto no se ha demostrado.
2. Uso de probióticos: Los probióticos son microorganismos vivos que cuando se administran en cantidades suficientes causan un beneficio en el huésped, puesto que contribuyen a la acción de la microbiota. No obstante, los estudios actuales no han evidenciado que el uso de probióticos reduzca la frecuencia de infecciones urinarias en comparación con placebo o ningún tratamiento. 


HIGIENE EXCESIVA

En numerosas ocasiones, pacientes con infecciones de orina recurrentes, tienden a llevar a cabo una higiene minuciosa del área genital con la idea de eliminar la posibilidad de desarrollo bacteriano. Si bien ésta actitud parece lógica, la realidad es que tiene unas consecuencias opuestas al objetivo que se pretende y provoca un aumento en la frecuencia de infecciones urinarias. Esto es debido a la alteración de la microbiota vaginal.
En la vagina existe un ecosistema equilibrado formado por un conjunto de microorganismos, Lactobacilus principalmente, que llegan acaba funciones de protección frente a patógenos
Los lactobacilos utilizan la glucosa, generada por la degradación del glucógeno del exudado, para obtener energía y dejan un desecho de ácido láctico y de agua oxigenada (H2O2). La acumulación de estos compuestos provoca que las condiciones de la mucosa vaginal se hagan inhóspitas para los microorganismos intestinales, que dejan así de ser mayoritarios. Igualmente, controla la densidad de los patógenos potenciales, manteniéndolos en valores bajos, que no provocan sintomatología. El control es tan eficaz que en el 70% de las mujeres sanas solo se aíslan lactobacilos de su vagina.
Por tanto, la alteración de este ecosistema, a través de una higiene excesiva, el uso de determinados productos o algunas medidas anticonceptivas, favorece el desarrollo de patógenos responsables de infecciones genitales.


DIAGNÓSTICO

Ante esta sintomatología típica de infección del tracto urogenital inferior hay que:
1. Diferenciar si existe cistitis, uretritis, vaginitis o cervicitis.
2. Conocer la etiología precisa para establecer una terapéutica adecuada, para la cual se hace indispensable el diagnóstico microbiológico.
3. Excluir la existencia de infecciones superiores (pielonefritis, endometritis,...).

Para establecer el diagnóstico se requiere una exploración cuidadosa de la paciente y un estudio del exudado vaginal y cervical que comprende: pH, examen microscópico en fresco y prueba de las aminas; Tinción de Gram del exudado y cultivos de cérvix para Chlamydia y Neisseria gonorrhoeae y citología.




miércoles, 3 de agosto de 2016

HIPERURICEMIA Y GOTA: Causa, Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento.

¿Qué es la GOTA y qué relación guarda con la HIPERURICEMIA?
La GOTA es una enfermedad reversible debida al depósito de cristales de urato monosódico (UMS) en articulaciones y otros tejidos, frecuentemente periarticulares. Este depósito es consecuencia de la HIPERURICEMIA: aumento en sangre de la cantidad de ácido úrico y que guarda una relación directa con el desarrollo de la Gota, puesto que si no se corrige, el depósito de cristales continúa y los ataques se hacen más frecuentes, intensos y poliarticulares.

¿Qué CAUSA la Gota?
Fundamentalmente se produce por dos motivos:
- El primer caso supone la causa más común (alrededor del 90%) y resulta de la disminución del aclaramiento renal del ácido úrico; se debe principalmente al uso de diuréticos, aunque existen otros fármacos, como el ácido nicotínico, etambutol o ciclosporina, que también incrementan los niveles de ácido úrico.
- El segundo se debe a una mayor ingestión de purinas o a un aumento de purinas endógenas catabolizadas hasta ácido úrico, como sucede en neoplasias o como consecuencia de su tratamiento, enfermedades linfo y mieloproliferativas y anemias hemolíticas; la ingestión de alcohol, particularmente de cerveza, contribuye a aumentar la uricemia.

¿Si tengo Hiperuricemia desarrollaré Gota?
Aunque la hiperuricemia es necesaria para la formación de cristales de urato monosódico y la consiguiente gota, sólo un pequeño porcentaje de pacientes con hiperuricemia desarrollan gota. Es lo que se conoce como Hiperuricemia Asintomática y generalmente no precisa tratamiento.

¿Es posible tener Gota y no Hiperuricemia?
Si, es posible que durante un ataque gotoso los niveles de ácido úrico en sangre sean normales. Esto es debido al aumento del aclaramiento renal que puede darse como respuesta a la hiperuricemia y que devuelva los niveles plasmáticos a la normalidad.

¿Cuáles son los SÍNTOMAS?
La artritis gotosa cursa por episodios de inflamación articular aguda, intensa, recurrentes, alternando con periodos prolongados en los que no hay síntomas, que se denominan intercríticos. Tiene un comienzo vespertino y produce impotencia funcional con elevado componente inflamatorio y dolor. En articulaciones situadas cerca de la superficie corporal, es habitual la presencia de eritema que al resolverse produce descamación cutánea. Es característica la hipersensibilidad superficial: el simple roce de la piel produce dolor y ocasionalmente engloba la zona periarticular simulando una celulitis.


¿Cómo DIAGNOSTICAR la gota?
En un paciente con podagra (inflamación de la primera metatarso falangiana) de repetición e hiperuricemia el diagnóstico de gota es razonablemente probable, sin embargo, el diagnóstico de certeza se obtiene con el estudio del líquido articular. Se trata de un fluido inflamatorio con incremento de polimorfonucleares y de aspecto purulento, en el que aparecen cristales de UMS intra y extracelulares con forma de aguja y birrefringencia negativa al microscopio de luz polarizada.

¿Cuál es el TRATAMIENTO de la gota?
 La eliminación de los cristales de UMS es el objetivo principal del tratamiento de la gota. El tratamiento hipouricemiante intenta evitar nuevas crisis de gota, prevenir o disolver los tofos y disminuir el riesgo de cálculos renales y otras nefropatías por ácido úrico. Se pueden disminuir las cifras de uricemia tanto con dieta como con fármacos que reducen la producción de ácido úrico (alopurinol) o que incrementan la excreción renal de uratos (uricosúricos).

¿Qué son los TOFOS?
Son masas palpables indoloras formadas por acúmulo de urato monosódico que suelen hallarse en la vecindad de las articulaciones como consecuencia de una hiperuricemia de varios años de evolución, aunque infrecuentemente pueden ser la primera manifestación de la Gota. Su presencia suele ser debida a un diagnóstico tardío o a un tratamiento inadecuado.